A muy pocos kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria, en dirección sur, se encuentra este pequeño pueblo de pescadores. Es un sitio ideal para huir de aglomeraciones de turistas, aunque por desgracia últimamente los fines de semana también se está empezando a llenar. Las casas, típicamente canarias, fueron construidas por los mismos habitantes del pueblo, cosa que últimamente ha levantado revuelo ya que surgió el rumor de que las iban a derribar por falta de permisos. Es una pena que, en los tiempos que corren, a alguien que decide construirse su propia casa sin molestar a nadie, para estar cerca del sitio donde se gana el pan, puedan venir a arruinarle la vida por no tener unos papeles firmados, y sobre todo por no haber pagado un dinero a alguien que estará sentado en su despacho con poco que hacer.
Por ahora el pueblo sigue ahí para poder disfrutar de su pequeña playa, por encima y por debajo, porque también es un sitio muy agradable para hacer una buena inmersión desde tierra. A una profundidad máxima de 16 metros se puede ver bastante vida, encontrando de vez en cuando algo de vida grande como chuchos o mantelinas.
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